La Primera Comunión de Iker
Ya pasó el sencillo Sacramento convertido en parafernalia organizativa, cual boda real se tratara. Por cierto, se celebró el mismo día que la histórica boda de nuestro Príncipe Felipe y la escualida, ahora Princesa, Leticia, el 22 de mayo de 2004.
Con respecto a la Boda Real,los asistentes de la Comunión tuvieron una gran ventaja, como no iban de largo la intensa lluvía no les resultó desagradable y más cuando la jarreada les pilló dentro de la Capilla (A los de la boda les pilló entrando, je,je).
La ceremonia fue preparada por un grupo de novicios escolapios, realmente majos que han hecho con los niños un trabajo fenomenal a lo largo del curso, con muchísima frescura, comprometidos, con profundidad. Mención especial para Javier de Bilbo, el Argentino Matías y el sevillano.... no me acuerdo.
Carlos Ortiz de Zarate celebró la ceremonia muy entrañable y directo. Nos falto la concelebración del Padre Mendinueta, pero le tuvimos muy presente. A cambio el otro Mendinueta, padre de la criatura, leyó la primera lectura.
De la familia estuvieron todos los llamados: El tío, la tía, los abuelos, la amona, Pedro Luis, Piluca, Pablo, Javier, Jon, Montse y los amigos más próximos: Mainer, Tamayo y... !Ah, cómo no!, Valentín, un amigo de Iker más majo que las pesetas.
El Florida Park nos esperaba para el banquete. El paseo desde el aparcamiento hasta el Retiro, donde está ubicado el restaurante, sirvió para que la amona hiciera un poquitín de ejercicio con unos zapatos que deseaba regalar al primero que pasara. Al final llegó con los zapatos y a tiempo. Aquí se nos unieron la prima Elena y Vidal con Gonzalo y Alvaro, y la familia Zubizarreta, unos amigos nuestros. En definitiva, nos juntamos 23 adultos y 8 niños.
El banquete consistió en: Entrante de Ibericos, Bullabesa de Rape, Berenjena rellena de cigalas, sorbete de limón, entrecot a las tres pimientas para todos, menos para los más mayores que tuvieron merluza al limón. De postre tarta de chocolate blanco, no podía ser otra cosa al ser elegida por el homenajeado. En fin, nos pusimos ciegos y rematamos con una barra libre en la que sólo unos pocos abusamos ligeramente del alcohol, nada escandaloso.
Por supuesto, no olvidamos el otro acontecimiento de la tarde: el cumpleaños de Montse, y preparamos unas velitas y un cumpleaños feliz a coro de borrachos que le resultó una agradable sorpresa.
A las 19:00 después de buena tertulia cada mochuelo fue a su olivo.
Fué un día muy bonito, para no olvidar. Espero que Iker no lo olvide y que, como dijo el Padre Carlos, que esta Primera Comunión no sea la última.

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